Magia y brillo para tus momentos más dulces

La pasión por la pastelería empieza en el año 1992, tal vez fue antes pero mis recuerdos empiezan en esta fecha, donde con solo 6 años observaba muy entusiasmada a mi hermana mayor haciendo una torta para mi mama por su cumpleaños; bizcochuelo de paquete, maní triturado, cerezas y crema eran la base de esa torta.
Sin tantas motivaciones externas pero si con una fuerte genética por parte de mi abuela paterna Elena, es ahí donde comienza la curiosidad, recuerdo mi primer libro “El arte del azúcar” con sus tres tomos que nunca me canse de hojearlos.
Pasaron así un tiempo y ya cerca de los 10 años comenzó mi labor, a pesar de apenas alcanzar la mesada de la pequeña cocina de la casa de mi mama, y para llegar a la alacena era necesaria una silla… pero de igual manera lograba llegar a los productos para alguna preparación un tanto difusa, sin proporciones pero con los ingredientes básicos de la pastelería como son el azúcar, la esencia de vainilla y la harina que junto a los huevos y la leche que estaban en la heladera lograban una combinación de algo así como una torta, pero era mi experimento.
Mi canal favorito sin dudas fue Utilísima donde pasé varias horas de mi infancia y juventud aprendiendo técnicas de cocina.
Con solo 16 años ya salían las primeras tortas con merengue italiano y decoraciones simples que me llevaron a pensar en comercializarlos. Así comencé a vender a vecinos y familiares del barrio en Formosa Capital.
Termine el secundario y estudié técnicas básicas en cocina en el Centro Garófalo y un año más tarde hice gastronomía en el IGA, siempre elaborando y comercializando mis propios productos.
Durante 12 años en Formosa me conocieron como “La Gringa” que fue el primer nombre de este emprendimiento.
A mis 32 años nace JC en Buenos Aires, la ciudad que me abrió las puertas para un nuevo desafío con mi nombre y apellido, donde le pongo personalidad, y reflejo mí herencia familiar.
A inicios del 2025 aparece el Cotillón asociado a mi repostería, donde busco acompañarte  y ser partícipe de esos momentos tan importantes que dejan una huella en nuestra alma.